Aunque siguen trabajando, ya no graban juntos ni se hablan en los shows. Entrevista con Dálmata.
Agua y aceite no se mezclan; sin embargo Ñejo y Dálmata encontraron el punto medio y lograron esta combinación que dicen que a muchos ha gustado. “Somos dos polos bien opuestos -dice Dálmata-. Es muy difícil pero a la vez exitoso juntarnos a hacer una canción. ¡Somos tan diferentes que cuando estamos en tarima eso nos distingue! No nos vemos acoplados y parece que a la gente le ha gustado esa química desorganizada”.
Tan evidente, según él, y a la vez tan inimaginable pues la sensación que dan es que son un dúo, perooo…“Siempre he sido solista, igual que Ñejo. Comenzamos a trabajar desde hace muchos años para ayudarnos y actualmente cada uno está apostándole a su propio proyecto”. Ninguno tiene participación en el CD del otro y en tarima cada uno interpreta lo suyo. “Llevamos 11 años juntos, pero nunca hemos sido un dueto”.
La necesidad de surgir, según él, los unió, y si bien iban por rutas diferentes, acordaron que como hijos de Ponce (Puerto Rico) saldrían adelante. “Aunque creamos una amistad de hermanos, siempre la relación ha sido bien distinta. ¡No es fácil! Yo era muy pobre, y como casi nunca tenía dónde dormir, a diferencia de Ñejo, él me dejaba quedar en su casa.
Andábamos todos los días juntos”. Pero ahora pasan días sin hablarse y solo comparten el escenario. “Llegamos a las disqueras juntos pero prácticamente era a él a quien querían firmar y a mí me contrataban porque estábamos juntos. No me veían un talento específico”.
¿Qué sentía al ver eso?
Yo, fresco y realista. Nunca he tenido una autoestima como la que tengo ahora ni he sido muy seguro de mí mismo, entonces era conformista. Siempre todo el mundo estaba por encima de mí.
¿A qué se debió el cambio? A que estoy libre, a que descubrí que tengo talento y me atreví a hacer cosas en las que he tenido éxito, como la producción. Eso me ha dado autoconfianza.
A medida que se dio eso, ¿cambió su relación con Ñejo? Él se dejaba llevar por mí en materia de producción. Somos diferentes y tenemos distintos nortes.
¿Chocan? ¡Sí! Hemos tenido problemas, pero más éxito que eso. Cada uno tiene puntos de vista opuestos, pero como solista uno hace lo que quiere y lleva a su compañero sin dañarlo.
¿Cómo hacen? Igual. Hay cosas grabadas, las juntamos, y si pegó, ¡qué bien!
¿No le parece muy improvisado? ¡Sí! Ha sido incómodo para ambos pero lo hemos superado y les damos trabajo a nuestros empleados. Tenemos que echar para adelante.
¿Cómo lo resuelven? No hablamos casi, pero trabajamos así; y eso no significa que estemos peleados.
¿O sea que siempre aceptan lo que el otro termine? ¡Sí! Yo termino las canciones.
¿Y no eran como hermanos? ¡Claro! Nos hablamos pero no con la misma frecuencia. Ya no vivimos juntos ni nos vemos en los estudios, y puedo pelear con él pero siempre va a estar ahí.
¿En el escenario tampoco hablan? ¿Si dormiste con tu mujer, vas a saludarla cuando te levantas? Nos vemos en los shows y no hablamos nada porque ya todo está montado. ¡Mi mente está bien ocupada! Concentrada en que todo esté bien montado, funcione y nos veamos bien… es que ya ni tomo. Ya no ensayamos, y no hay nada que decir, pero eso no significa nada. Esto es algo profesional.
¿Y cuando algo no le gusta? Últimamente no me quedo callado. Al público hay que darle categoría. Si fuera otra cosa, nunca le hablaría en la vida. La clave está en no faltarse al respeto.
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